Nos dijeron que estudiásemos.
Que fuésemos trabajadores.
Nos dijeron que tuviésemos buenos modales.
Nos dijeron que fuésemos buena gente.
Que fuésemos optimistas. Alegres.
Que nos quisiéramos los unos a los otros.
Nos dijeron que tuviéramos ideales.
Que no nos tomásemos demasiado en serio.
Nos dijeron que todo esfuerzo tiene su recompensa.
Nos dijeron que leyéramos.
Nos dijeron que confiásemos.
Que fuéramos justos.
Que respetásemos las normas, las leyes, los mandamientos.
Que fuésemos solidarios.
Es más, fueron tan osados que nos dijeron que persiguiéramos
nuestros sueños.
Y cuando ellos no han cumplido ninguna de sus partes, se
atrevieron a decirnos que siguiéramos sonriendo.
4 comentarios:
A mí no me dijeron nada de eso. En aquellos tiempos, sobrevivir era la consigna. Más que como a hámsters, nos educaron como a ratas de alcantarilla.
Nos besaban de vez en cuando y nos daban un bocadillo de merienda (si habíamos vuelto a casa a tiempo).
La estafa que os han hecho no está basada en malas intenciones, sino en la creencia estúpida de que nuestro país había cambiado.
Bueno, siempre hubo quien avisaba, pero claro, quién iba a hacerle caso a la Polla Records y a su chica Yeyé.
Pero bueno, vivimos tiempos oscuros. Y lo peor es que los recordaremos con nostalgia cuando vivamos tiempos negros.
Opino como tú, Nano. Llevo dos semanas dándole vueltas a lo que dices en tu última frase. Yo que pensé que éramos la primera generación de europeos españoles (la mía) y que España se había modernizado por fin... Pero no, creímos que sí pero no. El mismo país de mierda, la misma diferencia entre las élites y los demás, la misma corrupción y cerrazón. En fin.
Un abrazo,
J.
Pues imagínense cuando uno nace ya en plena democracia... el cuento es tremendamente creible.
Publicar un comentario