28/4/09

A quien le guste la poesía:

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Una revista de creación literaria y artística suministrada en pequeñas dosis. El blog es fantástico, pero tener un ejemplar entre las manos vale la pena. Cada número es distinto. Y se nota el cuidado que ponen sus editores al hacerlo. Un veneno de letras para suministrar al cuerpo.
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Escuché hablar de Bernardo en un concierto de julianbozzo. Luego supe que tiene una revista. Y hoy mismo arrojé una botella al mar con unos poemas que lleguen hasta esa región, Cantártica. Van a relanzar su primer número. No hay que perderlo de vista.





Catálogos de Valverde, 32

Es la revista que edita mi compañero Raúl Díaz Rosales. Es una de las personas a las que con más amor y conocimiento he escuchado hablar de poesía. Además, este poeta malagueño, acaba de sacar un libro de poemas, elige tu último aniversario, con la editorial Monosabio. Un libro para leer con calma, dejándonos caer por todas sus grietas.

23/4/09

Atravieso la luz
de la tiniebla.
Hay un hombre
del este
colgado en mi ventana.
No sabré
si el diablo
dormía sin conciencia.


La realidad supera a la poesía

21/4/09

estoy aquí

20/4/09

de mi casa a Sevilla en barco

para Mega, esta croniquilla o lo que sea


Esta es la historia de un proyecto naufragado. Una lástima que nunca llegara a buen puerto, aunque ahora, aquella idea de un grupo de ingenieros, nos parezca imposible. La primera vez que llegué allí, fue siguiendo los pasos a un sujeto con el que yo andaba entonces, años hace, y de cuyo nombre reniego, no por él, por mí, que a veces me meto en unos líos un poco raros. Pero la verdad es que desde aquí le agradezco el descubrimiento. Hasta allí se llega caminando desde la casa de mis padres y, desde allí, se ve la casa donde yo crecí, a lo lejos, alta y vigilante, como un parteaguas de mis años.
Fue en el siglo de las Luces cuando se reunió el optimismo y las ganas para crear un canal que, atención, iba a comunicar Madrid con Sevilla por río. Más de 700 kilómetros para que, partiendo de una presa que se construyó en lo que hoy es frontera entre Torrelodones y Las Rozas, enlazaría las cuencas de los ríos Guadarrama, Manzanares, Jarama, Tajo, Riansares, Zancara, Jabalón, Guarrizas, Guadalén, Guadalimar, y Guadalquivir.
La presa del Gasco comenzó a levantarse en 1785 sobre planos del ingeniero Carlos Lemaur y se acabó, de mala manera, en Mayo de 1799, días antes de su muerte, cuando parte del paramento meridional se desmoronó en medio de una espantosa tormenta.
El proyecto se abandonó para siempre.
Su ruina sigue allí, se accede a ella desde Molino de la Hoz, sobre el río Guadarrama, cerca de Madrid, y hubiera actuado como embalse regulador del canal. Con sus 93 metros, esta presa era la más alta del mundo en aquella época. Los problemas de construcción aparecieron desde el primer momento y llegaron a ser tan grandes que, pasados unos años, se abandonó el proyecto. Pero no era una locura, era viable y se calcularon al milímetro los costes y obras. En 1799, se habían alcanzado los 54 m, cuando una fuerte tormenta provocó el derrumbamiento parcial del muro frontal de la presa, así como parte de la estructura interna del mismo; no podemos estar seguros de que esta circunstancia fuese determinante en el abandono del proyecto aunque, con probabilidad, pudo influir en ello.
Ahora está hundida en su valle y a mí me encanta ir a ella, el camino es precioso, e imaginar en el pequeño riachuelo que es el Guadarrama a esa altura, que por ahí pudieron pasar barcos, mercancías, que por allí pudieron surcar el agua viajes y aventuras. Yo hubiera sido porteña, que tiene su encanto.
Allí me he sentado muchas veces con amigos y sola, con las piernas colgando en el vacío, vertiginosa y tranquila, a pensar cómo sigue esto que es la vida.


Esta es la última visita que le hice. Hace un par de meses, con mi madre, con la que aparezco en la foto y con el fotógrafo, dueño de las imágenes. Perdón por la pose conquistadora, pero las manos a la espalda de mi madre, la compensan.

12/4/09

vámonos

Y es en días como hoy cuando no me duelen las letras de la hipoteca
ni el lunes que al sol me descubra.
Y en toda la casa se amontonan los vasos que ya brindaron
y las paredes nuevas respiran lo que una dejó atrás
los nombres de los que no vinieron y siempre
ahí
doliendo
extrañando
y los pasillos huelen a vapores dulces de la Sierra de Oaxaca
donde las nubes quedan a los pies y el océano derramado
nos entorna los ojos.

Y los amigos a los que se les escapan los aviones llegan a desayunar
y sonriendo y toman la guitarra que no es jarana y sí jarocha
y sin decirles nada cantan y cantan y cantan
las canciones de entonces.
Y los nuevos en este círculo mágico,
a fuerza de oirlos, se saben de memoria todos los lugares y las anécdotas
y se llenan de ansia
y dibujan las fotografías que harán bajo su sol extenso
mientras se escapan de las manos debajo de la sábana.



8/4/09

Heredarán tus piernas.
Las mujeres serán, como tú, blancas. Dejarán el silencio plagado de sonidos.
El aerosol me despierta en la boca de la compañera. La luz se cuela por la puerta. Los sonidos metálicos de los hospitales. El oficio blanco. Son las 04.20 y ahí fuera alguien murmura un dolor. Tan sólo por un momento pienso que habría de haber algo más allá de la noche. Una esperanza.
La abuela sueña. Se le ha olvidado hacer una llamada. Yo le pongo la mano en la frente y le digo: tranquila. Respira y duerme. Y me hace caso.
Miro su mano agarrada con fuerza a la barra. Hasta en la oscuridad se dibuja la arruga y la vena.
Ella estaría ahí si fuera yo la que no se sostiene.
Amanece detrás de El Cerro de los Ángeles. El marido de la compañera y yo peinamos a las mujeres. Colonia en pelo blanco. Desayuno templado.
Cuando salgo, quisiera salvar su cuerpo de todo el chillido humano.

1/4/09

La cárcel de Conde de Toreno

El destino de dos escritores, Miguel Hernández y Buero Vallejo, les hizo cruzar su camino en un triste lugar de la posguerra, la cárcel del Conde de Toreno. En ella vuelven a encontrarse después de haberse conocido en un hospital de campaña en Alicante, donde Miguel Hernández estaba internado luchando contra el agotamiento. En aquella época, Buero Vallejo había sido ya juzgado y condenado a pena de muerte por adhesión a la rebelión junto con otros cinco compañeros. Allí vivieron diez meses en la galería de los condenados a muerte. Más tarde se encontrarían en la cárcel de Yeserías también en Madrid. Miguel Hernández murió de tuberculosis en una prisión de Alicante.

“Fue una época en la que, sometidos a estrecha y numerosa convivencia, separados de nuestros familiares, vivíamos días de nostalgia y esperanza”.

La antigua cárcel Conde de Toreno estaba en la plaza que hoy lleva ese mismo nombre, muy cerquita de plaza de España y probablemente en la calle paralela a esta estrecha coordenada desde donde ahora mismo escribo.

Desde que vivo en Madrid me sigo sorprendiendo al reconocer algunos lugares, saber que aquí hubo, aquí estuvo, aquí fue.

No consigo saber en cuál de los edificios estaba la vieja cárcel. Intuyo que puede ser donde hoy está el Instituto de Secundaria Cardenal Cisneros, pero en su historia nada se menciona del periodo de la guerra y la posguerra, simplemente que estuvo cerrado. Entonces, dónde. ¿Alguien sabe identificar el edificio? Sólo hay otra posibilidad, un edificio nuevo cuya entrada está en la calle Amaniel.