30/8/12


En Madrid no hay pelícanos, hay palomas. No están ni Lucas, ni Ron, está Valentín. No hay playa Paraíso, en la calle Norte está la sauna Paraíso. No se come tortilla, hay el pan de cada día. No existe la chelería, pero en Casa Candi también se canta a pleno pulmón ‘Quiero abrazarte tanto’. No se sube a los escenarios, se baja al metro. En Madrid se mira de frente, se coge todo, se abraza con fuerza. A Madrid se vuelve, no se quiere volver. Su cielo es azul y seco, la piel se aclara, los moscos mueren. En Madrid no vivo en Chapultepec, ni en la Avenida 21, sino en Noviciado. No se dice Tlacotalpan, Papaloapan, Citalpetelt, Cuitlahuac. No sé de dónde viene la palabra Madrid, pero México significa ombligo de la Luna. Aquí no se toman botellas, se libran batallas. Hay cócteles a ocho euros que nunca son de camarón. No llega ni pasa el huracán. En Madrid, ironía, en México, albur. Asfalto, amor y verdad. Arena, tequila y volcán.

A Madrid le falta surrealismo, mística y apasionamiento. 

A México le sobra imprecisión, caos e intensidad.

Reinsertándome. Corrigiéndome. 




16/8/12

Día 15: Quintana Roo (ayer)

Ha empezado el viaje.
El cuaderno es pequeño. Bestial
naturaleza
para quemar palabras.
Apagaste la luz
sobre tu puerta, volviste a la guarida
donde el pan y la leche.
Yo he manchado mis manos
de animales. He juntado las huellas,
deseado el tobillo
de un turista, enrojecer
su omoplato.
Noche bajo la noche.
Isla contra la fiera.
Brujula verde, niño sin cuna:
si ya he mordido tanto,
¿por qué
no llego al hueso?

12/8/12

Día 12: el viaje

Me fui.
Me voy.
Allá nos estamos viendo al ratito. 

9/8/12

día 9: vaguedad

Escribiendo unas breves biografías para Habla con eñe, me encuentro con Juan Bosch. Dejo un fragmento. Me quedan tres días antes de volar, otra vez, a México. Y la despegada va siendo urgente.
La carretera está muerta. Nadie ni nada la resucitará. Larga, infinitamente larga, ni en la piel gris se le ve vida. El sol la mató; el sol de acero, de tan candente al rojo, un rojo que se hizo blanco. Tornose luego transparente el acero blanco, y sigue ahí, sobre el lomo de la carretera. 
Ayer dibujamos un largo fragmento del perfil sur de la costa. Paseamos también por Algeciras, con su puerta abierta siempre al estrecho, vigía.



Antes de irme a dormir, abrí un cajón de la mesilla, y amarillento como ya pueden ser mis libros viejos, aparece Para nacer he nacido. Leído hace años, en 1996, parece. Abandonado. Y tiene que ser Neruda quien me de la bofetada. Maldito el poeta, siempre tan oportuno. Interesante es leer el 'Yo acuso', discurso pronunciado en el Senado de la República de Chile, el 6 de enero de 1948.

Dice Neruda, y uno no puede dejar de sentirle inocente, respondiendo a una encuesta en otro de los textos. 
Si esta pregunta me saliera al paso en un callejón oscuro me llevaría un susto de padre y señor mío. Porque, ¿qué sé yo del año 2000? De lo que estoy seguro es de que no se celebrará el funeral de la poesía en el próximo siglo. En cada época han dado por muerta a la poesía, pero ésta se ha demostrado vitalicia, resucita con gran intensidad, parece ser eterna. La poesía acompañó a los agonizantes y restañó los dolores, condujo a las victorias, acompañó a los solitarios, fue quemante como el fuego, ligera y fresca como la nieve, tuvo manos, dedos y puños, tuvo brotes como la primavera; echó raíces en el corazón del hombre" 

5/8/12

día 5: bruma

"Después de un invierno malo
y una mala primavera*".



* Fito. Soldadito marinero

3/8/12

día 3: leer de viaje: miedo



"No era miedo. Pero se parecía tanto al miedo; tenía relámpagos de lucidez y golpes de corazón como los de la oscuridad, angustias iguales a las de las horas en las que Mamá debería estar en casa y no había vuelto aún, pero era también distinto; independiente, miedo de sentirse mayor que la dejaba un poco seria porque ahí había formas, olores, densidades nunca probados. No la habría asustado que la abandonaran sola en mitad de la calle y sin embargo sí la asustó aquella noche sentir el peso de su edad".

La hermana de Katia (2001)
Andrés Barba

1/8/12

día 1 de agosto: hola vida

La edad contemporánea comenzó en 1789, con la Revolución Industrial, y terminó con la caída del Muro de Berlín, en 1989. Supongo que la nuestra, no representa más que una época absurda y futurible, que una vez fue probable. Porque después de lo contemporáneo, no puede haber nada.
O, no seamos más pesimistas de lo obligado, no puede tener nombre.
Es 1 de agosto. 
Comienzan mis vacaciones. 
Justamente a esta hora, cumplo mis 31 años en este mundo. 
Y estas son mis ventanas interiores.