29/8/09

jet lag

Volvimos a la ciudad grande. Apenas me dio plática el taxista de noche, volviendo a San Bernardo. Aun traigo en la piel el sabor amarillo de los maizales. El veneno de los insectos.
.
En la parte de atrás de un coche negro, una flaquita morena se contonea. Luego las casas de piedra me traen al puente alto, sobre el río que no existe. Las luces que se extienden hasta el monte.

Dibujo la silueta de una tortuga gigante en la ventana. Abro la puerta. Las flores aguantaron la embestida del calor y la ausencia.

Me miro en el espejo del lavabo y son los mismos ojos. El pelo está más seco. Aunque hoy no enredes tu mano y me digas que así me imaginaste mucho antes, en las fotografías.

Ahora tengo una casa, una bañera, un armario donde guardo las conservas y el frío. También están los amigos aunque no sepan de dónde llego con este olor a sal en los labios.


Supongo que este es mi rancho, mi pueblo quieto. Vivo junto a esos gigantes blancos

26/8/09

me he comido el sol

23/8/09

Tulum

La noche

El agua del cenote es oscura como la gasolina. Más allá de nuestro tejado de palmeras, el cielo sobrevive ajeno a las preocupaciones: una estrella por cada pez que se intuye bajo el mar. Una besucona, entre sueños, me trae recuerdos de otro tiempo. Apenas somos diez en el campamento. Un chavo desentona una norteña junto a la hoguera mientras los demás se embriagan de mota y de Caribe. Hace unas horas, mientras los amigos comenzaron a construir el muelle, navegamos buscando al pequeño caimán. Recordaré en Madrid que aquí no hace pausa la vida acuática, los moluscos pegados a las rocas, los cangrejos azules dormidos en sus agujeros. Me pregunto si entonces sabré llamar miedo al miedo. No a este de sentir el perfil afilado de un animal paseando entre mis piernas, ni al enjambre de insectos que me lleva en volandas, sino al de seguir adelante sin voltear la cabeza, viendo como me digo adiós, ahora que la nostalgia es asumir que la niñez no fue la etapa anterior a esta vida y este amor.




18/8/09

Estamos en Tabasco.
Una vez pasada la revolución que supone
volver

a
partir.

Tal vez pueda escribirles algo. O a la vuelta. Unos versos (qué significaba esa palabra) apresurados
qué se yo, un parrafito que contenga esta humedad, este verde brillante de las montañas
que hacen frontera con Chiapas. El herido manglar.
Este abrazo compartido.
El imán

Aroa-tierra.

Nuestra deshidratación.

El más allá.

Este mirarme a través del calidoscopio desmontada hace años
y ahora
como un símbolo azteca en una piedra, dispuesta para la lucha.

Así es.
Como una espina. Como violencia y calor. Un destiempo.
No sé. Así que David, lo cuenta mil veces mejor.

Acá andamos. Durmiendo en los camiones, despertando junto a un nuevo amigo.
Mañana a San Cristóbal.
Y rumbo al azul Caribe.

11/8/09

Córdoba

feliz
reencuentro
La Divina
Oaxaca
amigos

6/8/09

vísperas


que nadie se duerma
que allá vamos

(qué nervios)

la próxima, con los pies allá