El misterio
de aquella habitación que rodaba en sigilo,
el camisón
verde
era un tablero de damas,
un dedo más arriba.
Afuera, ya te digo, estaba el cielo,
un Boeing nosécuantos,
un animal con luces
parpadea.
Estiro de la lluvia. Desato la costura.
Me tumbo en mi morada. Mi casa es un pequeño
laberinto imantado.
Está el olor a viento.
Afuera está la noche, está la tierra
durmiendo en su letargo de órbita infinita.
Soy la viajera, la perdida
apenas diez centímetros de aire
y la mueca, cicatriz de una boca.
ni el derrame lechoso de la Luna
encima del follaje. La Luna dentro de vosotros,
los dormidos viajeros,
como un temple.
Luz concreta
como un nombre.
La foto de aquel hombre,
ahora me doy cuenta:
en este río
yo me ahogué
en el año
dos mil seis o nueve.
Mi cara descendió por la pendiente
como por una ventana. Una parte de mí
aún desespera, y espera levantada.
Aquel modo, de comeros los dos
el uno al otro, la doble mitad de la naranja,
desnudos a la luz de la nevera,
como una resina fría y dulce
ángulos de luz que incendia el agua.
Notita al pie: le dedico la "y" después de coma a David Jota y Lara. Para que me digan si está bien o mal puesta, jiji.