30/12/07

fin de año

La vida
que hace trampas
a veces
nos entrega
las cartas más urgentes

(Variación positiva del Bremen)

Feliz 2008 a todos


27/12/07

Y la corriente
alterna
entre el vaso
el aplauso
de una mano a la tuya
por detrás de la ropa.
Yo te estoy transmitiendo un mensaje.
Sabes
que me habría ido igual
si no vinieses
pero tal vez

me importaría el dónde.


23/12/07

la mesa se extiende...

el mantel no alcanza. Cada año somos alguno más. Y siempre somos dos menos. Cuando el abuelo murió, nació un niño con su exacto gesto, con sus mismos vicios. Aunque no se conocieron y nunca se verán delante de nuestros ojos. La vida es la misma para las pájaros, no hay un incierto lugar común para retratarnos todos juntos. La cercanía de la sangre. El espacio inabarcable de la muerte. En las canciones heredadas en un pueblo que yo no conozco, faltan las voces, el agudo sonido de un almirez de cobre, la subida y bajada de la botella de anís. Siempre falta la madre. Yo me niego cada año, ese día antes de nochebuena, a discutir los versos de las tradiciones. No es que no me los sepa. No es que no fuera feliz cuando no alcanzaban mis ojos apenas para mirar el belén y llegaba este día. Soy la sobrina en silencio, la que se parece a su padre, la que se calla y no se conoce. La que a cierta hora desparece entre los telones de la cocina y el salón donde duermen la siesta, mientras el ruido y el jaleo del encuentro, los hombres de la familia. Las mujeres son alegres. Tienen manchas de color canela en las manos y los ojos pequeños y brillantes. Es la sabia de Extremadura y de la encina. Las migas se calientan en el microondas. “Cuando volvíamos a las cinco de la mañana, los muchachos nos hacíamos migas. Uno llevaba el pan, otro el chorizo”, me cuenta. Y luego discutimos sin vocación él y yo sobre repúblicas. Otra se queja de que le llegó la nieta cuando apenas tenía fuerza en los brazos para sostenerla. Hay niños. Niños nuevos que sonríen cuando las canciones dejan de ser navideñas y tienden a la picardía. Se discute el orden de las estrofas. Siempre se discute el orden. Y siempre las preguntas. Y nunca las respuestas. Mi padre también hace silencios mientras mi madre se enreda en conversaciones al oído con las mujeres, todas sentadas a la mesa. Se les escapa una voz más alta y les pregunto. Y al final todos sonríen. Y regresan. Porque siempre se vuelve, a ese día antes de navidad, antes de nochebuena y se me clava en el alma saber que aunque sigan sumándose a la mesa, algunos lugares empezarán a quedarse vacíos. Yo entonces tal vez cante para transmitir esta herencia. Y tal vez otra niña se escape de la fiesta por la puerta de atrás de la familia.
-

Para Carmen, porque me hace mucha ilusión que me lea desde la oficina

22/12/07

ahora

ahora que te desnudo/y me desnudas/y en la estación de las dudas/
muere un tren/ de cercanías

Y entre las dos costillas
un silencio de naúfrago
y una razón
que ya no espera
ni barco
ni verano.
Y habitar una casa
sin horas
que nos muerdan
y con ruido
pero sin voluntad
de fríos ni de noche
de salir a la calle
a despedirse. Poner

orden al tiempo

y a los labios.
Salida de un vagón
que aun se nos desliza
entre las manos,
un último minuto resbalando,
un pie que titubea.
Y acaricia.

18/12/07

30’ 100 ºC velocidad 1

El vapor de la cebolla caramelizándose en el fondo del vaso.
Respiro un azúcar gaseoso que emborracha.
Las pasas, su dulce densidad, las nueces.

Abrir la carne, untar el queso.
Las manzanas se inflaman sobre la bandeja.
Pintan de morado las ciruelas el plato.
Todo es olor y tacto.
El vino se deshace por el aire.
Cierro los ojos y huele a fiestas que no conozco.
Es la carne suave de las aves.
Se confunde el polvo de los frutos secos con la madera.
Tengo ganas de hierbabuena, de licor blanco.

De gargantas ardiendo.
El día es gris. Pero no importa.

Toda la casa es como un vientre que duerme.
Conduje desde temprano hasta las primeras calles.
Mi hermana se despidió con un beso.
No intuyo a qué olerán las casas del futuro.
La ventana recorta la cuenta atrás de este invierno.
Pero estamos a salvo de sus garras bajo las sábanas.
Fuera quedan la lluvia y la política.
Y tú en alguna calle.

-

17/12/07

años



Mi madre ha sacado las viejas fotografías de las cajas de lata. Donde mi padre parece un revolucionario con poncho de llama sentado en la plaza Elíptica y ella una actriz de cine francés. Y yo. Yo que pensaba en cómo sería a los 14. Y quedaba tanto... Pero la revolución le pilló trabajando y yo ahora le encargo que me traiga Lebküchen en un sms. Y ella descubre que con una cámara digital se pueden quitar las arruguitas que la felicidad nos ha ido dejando a todos en la cara.



13/12/07

no dejes de hacer trampas
-
señalas la tormenta
de arena
en la ventana
-
juguemos a este engaño
que a voz en cuello
pierdo

12/12/07

24 ventanas

calendario de adviento

“Las canciones tristes me dan euforia”
Mueren 14 en atentado en Bagdad
Etarra detenido al sureste francés
Kosovo ultima su independencia
Retiran por error una custodia
Estallan dos bombas en Argel
Alonso y su idilio con Renault
La OTAN mata a 50 talibanes
Las mujeres rurales, invisibles
Azafatas desnudas y polémicas
10 millones de niños explotados
Dimite del gobierno de Leganés
Una cicatriz más en los Balcanes
Deportistas de élite reinsertados
10 familias sin casa en el Salobral
Matan al líder del ejército libanés
La Habana en la calle pide derechos
Estados Unidos no reduce emisiones
Muere escritor caníbal en México
Indicios de fuego en Marte
Amanece rojo Madrid
Al Qaeda golpea
Guerra
Paz



Esto es Belén

10/12/07

Espacio vacío:

la vida va a llenarse de matices.



En Madrid amanece
y el horizonte advierte
las líneas de tu cuello.
Y a menudo
en las noches de ron
y de amistades
me arriesgo a recordarte.
Decido dónde y siempre
te enredas por mis sombras,
penetras mi espejismo.
Pero esta vida mía
(obliga biografía)
va a dejarte dormido
sin ansiedad ni pérdida
porque hasta la más atroz de tus verdades
tiene ese olor a brasas
debajo de la mesa
que recuerda a pasiones
a trampas de las manos
equívocos previstos.
Y flacas madrugadas
en saldo negativo
de caricias
y mientras tardes
tardes
y un sol desesperado
en cuerpo y lana roja
calor en polvo seco

besos de agua
cristal y labios.
Por eso, amor,
me subo ya a este avión en que me tientan
el pasaje está intacto,
la espalda siempre abierta
para injertar las alas.
Sabíamos que el norte
iba a ordenar las pérdidas.
Maldita la veleta
y los cobardes.

9/12/07

córdoba



Bajar a Córdoba temiendo

que si apretaba su nombre

desaparecía el cuerpo

la mirada
- qué muerta -

fantasmales esquinas

desgastadas de espera. Pensar en otro. Y luego

un vino dulce

de tarde y agua

una violenta risa. Y la ciudad
tan blanca

tan vertida la noche

en sus aceras.

Revienta en flor roja la pascua

y tú

tan de pronto

y tanta luna nueva.

El tango del naranjo

vino
-----dulce

a despertarnos.





* (la historia de las pléyades está al principio del blog... pensé que tenía caducidad, pero quién soy para decidir cuánta)

3/12/07

... en la secreta casa de la noche
Jorge Teillier

Ha vuelto al amanecer como un gato.

Vuelve y restriega

su lomo tibio por mis pies. De pronto

hay leche por todas partes derramada y un olor

a piel tostada en ciudades a las que no les queda nada

de costa ni de humor

ni silencio para pensarse dos veces el mañana.

Y su boca

y la isla

donde el calor le ha hecho ser un gato invernal, escurridizo

de grandes ojos fijos en la nada

en esta nada gris de tantos años

de pétalos crujiendo y sábanas

cuencos de anís caliente

avena

y el estallido del pan

dilatando la leña y los suspiros

donde yo quiero vivir el resto de mi vida.

En esta nada tuya sin palabras ni música

ni sueños tan absurdos de niña puño en alto.

Y como un gato, como uno o dos o más gatos

recorrer las esquinas de la vida

los dos bajo los árboles de una ciudad ya rota

con el dolor dormido

llenos de jugo y ramas

de orillas

y sus piernas

acopladas perfectas a este salto.

Preguntar por el frío, por el vino

por todo el desengaño que produce

que le lleve hasta un bar, una cantina rota

y esté el metal ahogándola en plena madrugada

y un hombre rubio, pálido y templado

nos diga así sin más entre nosotros

- el desencanto dónde-

sin aliento ni aviso ni traidores

de una séptima vida concluyéndonos.

La lengua nos ha visto

atrabesarnos juntos

como un gato que huye de la casa a la calle

interior de los dientes, su bostezo

y sacarle las uñas al futuro

lamentarnos los dos

de las torpes señales de la noche.

29/11/07

"una obsesión que va coagulando en tu interior..

... y cuando la gota colma el vaso, te sientas a escribir y agarras la poesía por la cola”

Gelman, el de la ironía, el que gritó que el olvido quedara borrado de los diccionarios, el urdidor de versos a la soledad. El que persiguió por el mundo la sombra de una dictadura en busca de una nieta desaparecida dentro de un vientre. El que escribió en sefardí en un Buenos Aires herido más de 90 poemas. El que fue periodista mientras, el de la inteligente risa, el que curó sus heridas muchos años después.

-

Un hombre deseaba violentamente a una mujer,

a unas cuantas personas no les parecía bien,

un hombre deseaba locamente volar,

a unas cuantas personas les parecía mal,

un hombre deseaba ardientemente la Revolución

y contra la opinión de la gendarmería

trepó sobre muros secos de lo debido,

abrió el pecho y sacándose los alrededores de su corazón,

agitaba violentamente a una mujer,

volaba locamente por el techo del mundo

y los pueblos ardían, las banderas.

Juan Gelman

Buenos Aires, 1930.

Premio Cervantes 2008

28/11/07

terminal 4, aeropuerto

Ayer, entre dos días

Cuando te conocí, yo ya arrastraba una maleta roja por la universidad, y tú parado allí, en medio del pasillo, más sombra tú que tu oscura silueta. Yo perdía un avión, comenzó a nevar fuera. El mundo creció entonces con sus piernas abiertas. Nos fuimos encontrando en sugerentes vuelos, ida y vuelta de agua, vuelta y vuelta de pieles. Nunca te vi los párpados, dolidos, de los amaneceres. Los hechizos tienen horas incómodas para acabar su tiempo. Entonces llegó aquello: el abismo de cuerpos. Llegó el silencio absurdo. Me llamaste, nos vimos sobre todo el verano y en la mesa, más cerveza y cigarros. Nosotros, que le ganamos tantas batallas al océano. Kilómetros al tiempo. Y el silencio matándonos, en medio. El silencio maldito y las frías palabras. Que nos ataron fuerte, de labios y de manos en aquella buhardilla. Las palabras, las necias que dijimos, que ahora se nos quiebran. Nos ahogan.

23/11/07

-

El poema es mi cuerpo
lo recorres
lo marchitas de ojos
y silencios

es ésto la poesía


la carne fatigada
el sueño
nuestras almas
tocándose en extremo
y nada
habitando mi boca
como aire que golpea
invisible
la frente.

Guatemala, agosto 2006

20/11/07

Cuando termina la balacera de dos despechados en una calle de un barrio de las afueras, cuando un hombre joven resulta herido grave por algo que llaman arma blanca, cuando en realidad todas las armas son negras, cuando el ayuntamiento de Madrid deja de remover el caldo de corruptos que ingiere el dinero de sus ciudadanos, cuando la Comunidad inaugura un último campo de golf donde antes estaba el núcleo del tráfico de drogas de la región. Cuando las luces se apagan y yo cierro las páginas, y las pego en la maqueta y quedan vistas para sentencia, y no hay suceso que pueda interrumpir el proceso de la imprenta, todo continúa ahí afuera, pasando, de mí, y pasando. Pero ya no entra, no es, no fue. Mientras yo doy un salto y dos y tres de una página a otra con noticias en rojo, y apoyo en mi mano la frente cansada, los ojos cansados de tanta pantalla, y estiro las vértebras en la silla azul de oficina, y me sorprende, rutinaria, la oscuridad que con premura se expande a mi espalda sobre la A-6 y sus velocidades, tú caminas bajo esta nueva lluvia invernal, sumergiendo tu boca apretada en las solapas levantadas del abrigo y piensas en la última vez que hubo una tormenta. Y reconoces sobre los faros naranjas las siluetas de otras ciudades. Y recuerdas aquella avenida 11 desbordada, hace dos meses y algunos años, cuando el agua te llegó más arriba de las rodillas y los pantalones vaqueros, fríos, se pegaron a los muslos y tú te cobijaste en un hotel toda la tarde, escribiendo, sintiendo la lejanía, la soledad de la lluvia en esa ciudad tan fea a la que luego amaste, y cómo tardaste una vida entera en regresar a casa, porque fuiste perdiendo las sandalias sobre todos sus charcos.

16/11/07

el derecho al delirio

Charo ha inaugurado su casa nueva, en Chueca. De la mano, hemos hecho un ritual inventado de 'buena vibra', de deseos pequeños que lo piden todo. Charo estuvo en África, en Togo, un país que ella, con su gracia sanluqueña, ubica 'debajo de la barriguita' del continente. Allí rodaron un documental hace un mes. Estos son algunos fragmentos de un email que envió a su regreso.
Madrid, demasiado de noche, a 0ºC.
-
-
… Donde hay amor, nunca se hace de noche (proverbio del pueblo lamba)


Encontré un lugar llamado Defalé, un paraje perdido, incluso maldito por sentencia de alguna tradición animista…Una diminuta aldea del norte de Togo, en el corazón del África Occidental, hogar del pueblo lamba... Aquí la vida no es fácil…

Al principio fue difícil hacerse con sus ritmos y con sus horarios, aceptar su incondicional hospitalidad y no topar con unos códigos culturales muy distintos a los nuestros. Así que nuestra incursión en el mundo africano se hizo con toda la cautela que nos permitía una semana de rodaje y el ilimitado entusiasmo y disposición de la gente de la región.



Me topé con una puntualidad inesperada, con la coqueta elegancia de cada mujer, con madres preocupadas por la educación de sus hijos, con niños bilingües…

Cecile es la segunda protagonista del documental. Hace años, su marido metió a otra mujer en casa con la que debía compartir toda su intimidad. En aquel momento estaba preparándose para sacarse el título oficial de costurera, después de tres años de aprendizaje en el taller. El día de su examen, su marido la encerró en casa bajo llave y le dio una paliza. Ella recuerda ese día con ira, no tanto por la humillación que sufrió, sino porque con ella se quedó encerrada toda posibilidad de reconocimiento a su trabajo.





En Togo no hay grandes recursos naturales, en sus tierras difícilmente se puede cultivar por la cantidad de roca del suelo; como no es un país rico en diamantes, oro o coltán, no hay guerras, por lo que al gobierno le es fácil proyectar hacia el exterior una imagen de democracia.


No hay ecuación que explique la cantidad de recursos que se destinan a las campañas electorales en un país pobre.

Nuestra estancia coincidió con los días previos a las elecciones nacionales. Tuvimos la oportunidad de ver la parafernalia de los mítines y la falsa transparencia del proceso electoral. Una llamada de la embajada alertándonos de que las conversaciones telefónicas estaban intervenidas nos bastó para hacernos una idea de la situación política.

Los conceptos cambian según el norte de cada lugar, las filosofías nacen de las hostilidades entre las que crecemos y yo vi demasiada calidad humana en sus palabras, demasiada libertad en sus pensamientos y la única esclavitud de saberse pobres respecto a Occidente.
Entonces os diré que escarbando, escarbando, subiendo al sur, bajo un árbol de teca y al fondo de los maizales, encontré el derecho al delirio…

Charo Ruiz Gitrama

15/11/07

(Los de entonces,
los del invierno frío de siglo nuevo
- era el dos mil y poco –
aquellos,
los planos,
los ojos llenos de turbias láminas
hoy no pueden dejar de leer)

Hay en tu aire cierto rumor de sábana caliente.
Y la mentira naranja
de la intimidad de las ciudades.

Estamos
cada uno
en un extremo
de esta comunicación silenciosa.

Nos negamos cien noches.

La nieve, segundero nocturno,
de las aceras negras.
No debimos

nunca más remontarnos
al galope anárquico de nuestro olvido.

Alguien llamó primero,
y le abrimos la cama
destrozando los brazos.

Llegamos tarde al tren que los dos invocamos


su prematura salida
nuestra derrota.
-
-

6/11/07

Granada - Fuente Vaqueros – Barranco de Víznar – Huerta de San Vicente



Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
mi sangre se puso negra,
y el sueño me fue llenando
las carnes de mala hierba.
Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra...

Bodas de sangre
Federico Gª Lorca


La última noche que pasé en Granada tuve fiebre en la boca. Mis labios se partieron debajo del piano y en pequeñas, transparentes y secas, virutas de piel, los dejaba caer por la casa de un poeta. La ventana de agua y la palmera. La cama virgen blanca, el ganchillo infantil y retorcida la letra. La madera. Te mueres por tocarla, el cuerpo quejándose en la silla, la pared reflejada. El aire que respiras. Las culpas enterradas y la cintura exacta, romancera, la raya. Los pliegues de ese cuello, avanzado en capítulos nocturnos, recorrido en secreto. La estrella de david que nos detuvo; a mí primero. La boca, la boca, cayendo, por la casa, debajo de la cama, naranja. En el coche alguien siente ‘poblarse de veletas’. Lo cuentan los espejos. Resbalamos las calles, el barranco nos come, nos recita palabras al oído, las calladas, las huérfanas. Nadie grita entre tanto cuerpo. El pétalo marchito, masticado, el silencio, el camino. Las sombras de los lobos. La muerte sin la vida. Se frena un taconeo. Mi cabeza en el hombro, sin querer, descuidándome. Nada pasa, nada, sino tiempo. La ciudad nos miraba, con sus ojos obscenos. Entre tus pies, la acequia retomando la sangre. Las historias tienen todas coordenadas y códigos. El golpe que no se da, se nos duerme en el pecho.

A la señorita guía de la casa de la Huerta de S.Vicente

que, sin pudor, se atrevió a dejar volar sentencias y juicios

mientras respirábamos el aire infantil de la habitación lorquiana...:

..

La poesía duele,

pero no hace sangre.

.

2/11/07

me voy a Granada



Esta ciudad me mira con tus ojos



SONATA TRISTE PARA LA LUNA
de L.G.Montero

31/10/07

Bajo el agua
están las palabras
Lorca
.
.

...hace falta mucha fantasía para soportar la realidad...
.
.

Monumento en Atocha

Hoy se hace pública la sentencia del 11-m.
Han pasado más de 1300 días desde entonces
y muchas vergüenzas
.
.

26/10/07

le gustaba el mar...

Recuerdo pasar horas dentro del agua sumergiéndonos y volviendo a sacar nuestras cabezas a la superficie. Nos alejábamos mucho de la orilla. Es genial tener un cómplice así. Me agarraba de las manos y me daba vueltas. Mi abuela era una mujer feliz. Muy feliz y exuberante en todo. Y se reía de pronto, como si aquella fuera la primera vez que cogía aire, a carcajadas, y reventara sus pulmones en aquel sonido. Echaba la cabeza hacia atrás y se reía fuerte haciendo pequeños sus ojos verdes.

A mí, en aquella época no me importaba, apenas llegaba a ser consciente de ello, la inmensidad de gente que coincidía y pasaba una o dos semanas en aquella playa de Cullera. El olor a aceite de zanahoria y coco mezclado con el salitre, los dedos llenos de arena que cogen patatas fritas de una bolsa, la cerveza derramada sobre el rastrillo. Ni siquiera me asombró encontrarme, castillo con castillo de arena, con una compañera de EGB del colegio. Nos limitamos a construir castillos comunes. Tú el foso y yo las torres. Mi única pregunta sobre Rebeca, aquella compañera de clase, era cómo podía ser tan sumamente flaca que, al estar en cuclillas, las rodillas le sobresalían por encima de los hombros. Yo nunca pude adoptar tal posición de insecto.
Aquellas fueron mis primeras playas. Mi abuela se llamaba Carmen y vivía en un bajo en Usera de suelo frío. Siempre tenía las ventanas abiertas al sol. Todo lo dejaba para hablar por su ventana de barrotes verdes. Se dedicaba a la costura. De ella heredé la colección de dedales que a muchos extraña en mi habitación. Si cierro los ojos y me concentro, aun la escucho canturrear sobre la máquina de coser: el ruido del traqueteo, el olor del brasero quemando poco a poco las faldas de la mesa, su mirada por encima de las gafas de ver de cerca, la tele puesta, la lengua fuera mientras se empeñaba en enebrar una aguja, yo hacía los deberes torpemente y buscaba palabras que ella me decía en el diccionario. – Dime otra. – Escoba. La comida, mientras, se pasaba en la cocina.
La abuela Carmen murió muy joven. Para mí se moría mi abuela y esa era mi gran tragedia. No era capaz de darme cuenta que terminar a los 59 años es una mierda. Era una señora mayor porque era la madre de mi madre y era abuela y eso le daba directamente una especie de licencia para morirse. Lo difícil para mí es que era ella, mi abuela, justamente la mía, la señora Carmen.
Muchos años después supe, aunque uno siempre se barrunta esos asuntos desde niño sin saber cómo llamarlos, que mi abuela, antes de Moisés, tuvo otro novio. No recuerdo su nombre. Fue en el pueblo, en Extremadura. Él era una marinero gaditano. Sin fama de guapo ni de alto. Pero era él su primer amor. Mi abuela le esperaba durante meses en Cañaveral sus regresos marítimos. Le quería, pero se cansó de esperar. Aquel hombre, cuyo nombre ni siquiera recuerdo, volvió una vez. Pero Carmen ya había cruzado el puente que unía su aldea con Garrovillas, el pueblo de mi abuelo Moisés, once años mayor que ella. Mi abuelo era un hombre guapo, pequeño, de ojos también escuetos y pardos. Trabajador y silencioso. Cuando el marinero volvió, ya fue tarde.
Mi madre y mi tía me contaron, hace poco, que ya enferma en su casa, en sus últimos días, alguien dijo el nombre del marinero, no por el gaditano en sí, sino porque coincidía con el del médico que la estaba tratando. Mi abuela forzó su última sonrisa al oírlo. Entonces, tanto tiempo después, yo supe por qué a mi abuela le gustaba tanto adentrarse en el mar.

Un dedal de los 170

25/10/07


se busca utopía en madrid centro

Según la RAE : Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.

Según Tomás Moro (que inventó la palabra) : Utopía describía una isla ideal. El nombre de la isla se formó mediante la palabra griega topos (lugar), a la que se antepuso el prefijo privativo griego ou-, de modo que significaba algo así como ‘ningún lugar’ o ‘lugar inexistente’.

20/10/07

clara

Hace cuatro años que conocí a Clara en Eichstätt, un pequeño pueblo de Baviera. Fuimos felices allí, dentro de nuestra bola de cristal. Si nos agitábamos, nevaba. Allí aprendimos a pasar las horas mirando por las ventanas cómo el sur de Alemania se iba convirtiendo en un bosque nevado. Allí también conocimos a Jorge, el tercer vértice y primera voz mexicana de mi historia, pero este, sí es otro cuento.
Clara es valiente y, a su lado, uno tiene la certeza de que las cosas son mucho más sencillas de lo que parecen.
Ella baila flamenco y abrió para mí aquel invierno todo un mundo de ritmos y versos. Clara fue la mujer que vivía al final de la calle, fue la luna y el abrazo al final del teatro.
Cortamos las sábanas, liamos tabaco, confundimos acordes y volvimos a vernos ya siempre en Madrid.
Un día, Clara me explicó aquella idea que tenía: crear una revista. Se llama puntoycoma y sé que está hecha con todo el cuidado. Está dando sus pasos. Es actualidad que, además, puede servir a aquellos de fuera para aprender español. Es un intento que nace del amor al idioma, una creación independiente en un mundo de gigantes y medios.
Ya van a sacar su próximo número, el 9. Las buenas ideas no deben caer en vacío.




(Mesa de trabajo de Clara)

13/10/07

Tú y yo y la guerra fría.

El calor que desgasta

cada día que pasa.

El café y la noche

de Bagdad bajo el plato.

Me duele más tu roce

que sus lágrimas blancas.

He salido a buscarte

bajo el agua.

La mañana es de sombra.

Hay pájaros que buscan

una miga de pan

entre banderas rotas.

Las guerras son las mismas.

Una casa.

Tendré niños con parches

en los ojos.

Vigilaré

-entre humo-

su juego y su memoria

tras ventanas redondas.

Espero la llegada de mis padres

tan trémula y perdida

como esperé una manta

un brazo sobre el hombro

ese instante en que tú

arriesgas todo el orden

y detienes

tu mirada en mi boca.


C/Sombrerete
Madrid


10/10/07

salir

Hacía meses que la casa no respiraba. Calles cuadradas. Madrid encendido al fondo. El precio de la vida tachado en la etiqueta. La vida desgastada y sin usar en el lavabo. Saldo de tantas noches restándonos. Buscaste cómo llevar siempre perfecto un nudo en la corbata. Sin raíces de pelo ni espontáneas cicatrices encima de la cama. Cada vez te hiciste más pequeño, o no pudo abarcarte mi reloj. Se quedó holgada la tuerca del dramático juego.
Las mujeres.
Que sabemos de olvido tanto como de lágrimas contra las sábanas.
El limón granizado se confundió de surcos. Cayó una gota, congelada y amarga, dentro del bolso. Saber decir que no, querer decir que no cuando se quiere decir sí con toda el alma.
Escucho en la radio del coche cómo fragmentaron y construyeron a una niña el corazón. Las venas con los huecos. Un corazón torcido antes de la luz.
Aprendí a perdonarlo todo aquella noche.
Pero no me toques más la espalda. No me saques la lengua.
Las horas pasaron muy despacio en tantos años. Ahora ya he cumplido con el trato. No mirarte de frente, no querer ver de más. He cumplido. Y me voy.
Las demás aun aguantan la embestida del cuerpo.
Voluntad, amor propio. Erróneo manual de soledades.
- Mi padre conducía. Yo escuchaba. Siempre independiente. No te ates-.
La mediana de la carretera le puso un bajo precio al gris mañana.
Te he mandado un mensaje antes de dormir: T djé 1 rastro sucio, una sombra calient dl salón a la kma, d la kma a la puerta.
Corre a limpiarlo.
No contestas.
En tus manos se enreda un cielo blanco y temprano.
Salgo.
Y nunca más regreso.

4/10/07

Otoño de 2004. Irlanda del Norte

Paseábamos Belfast.

(Pd: Trobe a faltar hasta aquellos días al remover los papeles)

1/10/07

sombra/luz

Hace más de un año que pude ver de cerca al Subcomandante Marcos, por encima siempre del pasamontañas insurgente. Estábamos en Córdoba, México, y él llegaba agotado de su ‘Otra Campaña’. Marcos emprendió el 1 de enero de 2006 un ruta por México, desde Chiapas, para escuchar a todo aquel que quisiera acercarse a sus asambleas. En Córdoba no nos reunimos más de 200 personas. El Ayuntamiento prohibió que la reunión fuera al aire libre, el revolucionario PRI prestó un vergonzoso salón de niños para realizar la asamblea. Marcos es muy inteligente y rápido en sus respuestas. Sabe de qué habla y a quien escucha. Su voz no es firme, sino suave y escueta. No lleva armas a pesar de toda la indumentaria militar.
Veracruz es el estado del café y el azúcar. La producción de los dos cultivos está en crisis. Los cafetaleros no tienen ni el conocimiento ni la maquinaria necesaria para entrar en un mercado hostil marcado por las importaciones baratas que arrinconan el exquisito café de altura veracruzano. La producción del azúcar es aún más complicada. De los cañeros, los ingenios, guardo un recuerdo turbulento marcado por las noticias que llegaban hasta el periódico de huelgas y notas rojas. Era curioso pero seguía las normas sociogeográficas. El norte de Veracruz era frío, mañanas con neblina, verde y cafetalero. El sur era caña de azúcar, humedad y calor, el tono de la piel se hacía más oscuro y la tranquilidad se cortaba a golpe de machete. Además, Veracruz, es uno de los estados más pobres de México. En su sierra, tanto en Zongolica como en la del Pico de Orizaba, los niños juegan sobre el agua que se mezcla con los residuos fecales, las madres están solas porque los hombres emigraron a DF y solamente vuelven de vez en cuando, volviendo a dejarlas embarazadas. 18 años, tres niños, una casa sin agua corriente ni luz, sin piso firme, a tres horas andando del pueblo más cercano. Nada de solidaridad turística, no interesa.
Pero aquel febrero los zapatistas estuvieron en Córdoba, y luego en Orizaba y así desde Coatzalcoalcos hasta Papantla. En aquella asamblea hubo críticas y alabanzas, admiración. Y se fueron camino al DF con su Sexta Declaración de Lacandona. Y de Marcos no quedó ni rastro, ni del EZLN, ni de aquellas propuestas, ni de las discusiones. Todos los sueños se esfumaron.
Mientras, en Xocotla, junto al Pico de Orizaba, los niños siguen muriendo de rotavirus, lloran sin lágrimas porque la deshidratación les deja sin agua.
Salgo con esto porque hace poco, un mes, tuve una conversación con alguien que defendía el zapatismo por encima de todo. Tal vez la plática se nos fue de las manos cuando, ni ella, ni yo, podemos saber nada de lo que significa. Desde entonces, me han preguntado varias veces sobre aquella discusión, y siempre me parece estar del lado equivocado.
Nunca creí, no habrá excusa, en la batalla armada como respuesta, aunque haya llegado a tener fé en ello, en esos principios, la utilización de Marcos como cabeza mediática, a los oenegeros que llenan las calles de San Cristóbal de las Casas mientras los niños indígenas venden pulseras de hilo hasta las 3 de la mañana en la puerta del Café Revolución, donde solamente los extranjeros pueden pagar la cerveza.
El EZLN no puede solucionar todos los problemas de México, tampoco le toca, ni de los indígenas de todos los estados, es imposible. Pero aquel febrero, cuando Marcos llegó en su moto, (‘Sombraluz’) por la avenida 4 y las banderas comunistas de los chavos de 15 años lo recibieron y se marchó sin más, y luego vino Atenco, y el fraude, y el clima amenazando, y tantas cosas de nuevo, aquella visita, aquella ruta, fue algo fugaz, no quedó nada. Una luz, una sombra más fuerte después. Si en el 94 el EZLN cerró los puños al estado mexicano, hoy, cuando hablan de zapatismo, se escuchan risas en los pasillos de Chapultepec. Y eso, hoy, me cierra los puños a mí.


Coyutla. La foto es de Samuel.

26/9/07

He subido
para enterrar los besos
debajo de la lengua
de este glaciar antiguo
y volver a mi vida
más ligera de sueños
con las manos más frías.
.
Miércoles. Laguna de Peñalara.

22/9/07


Qué pasa si, de pronto, no está de versos la vida.
...............................La vida.
Cinco de la mañana.
Sentado en una acera en la puerta de una casa vacía.
12 meses sin encontrar la suma-señal de esas estrellas.
El sitio del corazón.
Y sin abrigo.
Las emociones.
Redes atómicas muertas.
El amor es proteínas. Le pregunta.
El amor se da en unas condiciones atmosféricas.
Hablar sin propiedad.
La tristeza: ADN, memoria e ignorancia.
El teléfono urgente de las respuestas.
Cuando ninguna fe calma.
Las líneas de las manos estrangulándole el cuello.
Trepando por los brazos.
Hundiéndole en el agua.

Se afilan las palabras.
Ella dice energía, él dice cómo.
El lugar de la angustia, del dolor.
Las ratas también lloran.
Sus raíces y un árbol.
Una fórmula.
Nada.
0

Placer es enredarse sin desenlace.

17/9/07

(des)concierto

Notas negras. La voz arrugada de los recuerdos. Has olvidado cómo intentamos esas canciones. En el jardín cerrado. Las palmeras recortando siluetas. Sobre el sonido del tren interrumpiéndonos. Su silbato de muerte. Cuando yo vivía obsesionada con ir hasta las vías para ver pasar a los migrantes. Qué mentira tan perfecta. Un peine, una lata de atún, una bolsa de plástico, una fotografía despintada. - Este es mi niño- me decían. Y a mí se me encogía la garganta. Y me miraba las manos. Y les miraba las manos. El uniforme azul de periodista. Dormir entre los vagones era caerse de los sueños. Perder el clavo ardiendo a punto de alcanzarlo.
Puede ser que ya no recuerdas la voz ahogada de aquel autobús regional y maltrecho, nuestra espalda torcida mientras buscamos aquella lista de canciones de trova. El volcán vigilando. Cantando, gritando sobre el ruido del motor castigado que se retorcía en curvas en aquella carretera. Y yo sin saber nunca si iba hacia el norte o el sur de un estado. Con la resaca que no se cambiaba de ropa. Entre las sombras de la memoria. Dos años ayer, o mañana, que te conozco. Nunca tuve diario. Silencio después de tanto ruido, mucho, mucho ruido. Mañana. Estarás en Madrid. En mi bolsillo. El teléfono en calma esta vez. La vocación de recuerdo de algunas canciones. - Ahora que tocan los ojos, que miran las bocas, que gritan los dedos- . Acordes viento, acordes agua que te alejan. Cualquier palabra fue imperfecta e inocente. Al regreso, la piel quemada o el dolor de cabeza de un colchón destrozado.
Escupirá mi cara su gesto y el cuerpo vacío se quedará ahí. La boca despintada, los músculos más blandos, posición natural del que no tiene hueso, que fuera todo carne amontonada, nota sostenida de un respiro, en medio de la gente enloquecida que comulga canciones. Y el pecho se hundirá hacia dentro con una terrible sensación de pérdida. Desconexiones del mundo. Como cuando era una niña y me descubría tratando de reconocer los cambios, asustada, despegadas vísceras y alma, raíces de la piel, parte del espejo, parte del hueco robado al aire limpio de una casa.

(fragmento del mural de un salón
No sé por qué hoy es miércoles)

(Migrantes centroamericanos a su paso por Veracruz)

13/9/07

carretera circular

Conduce. Ha vuelto a llover. La M-40 circular y sola. Carretera mojada. El corazón, mojado. Va a buscar a su padre al aeropuerto. Pasa por casa, de paso, casi, de un amigo. Llueve, llueve, llueve y vuelve el invierno. 20.30 y el sol cayendo. La noche precipitándose. El calor despeina su flequillo en el espejo del ascensor. Más guapa, más frágil, menos segura que nunca.

- Tú no quieres vivir conmigo
- No quiero vivir contigo (y ríe)
- Te ríes
- Quise muchas cosas, además de vivir contigo, y tú no quisiste ninguna. Tampoco ésta (sólo lo piensa)

Cambian de tema. Y de habitación.
Le agradece lo único bajo la lluvia. Ese diálogo.
Luego ya nada se oye sobre el volante.
Tanto silencio. Tanta página en blanco.

Cuánto verso perdido.

6/9/07

con agüita del mar andaluz

quise yo enamorarte

(vuelvo al sur)

31/8/07

septiembre

Veinte años sin lápices nuevos.
Regresa a los rincones del agua.
La niña del vestido gris
que nunca fue a los cumpleaños
camina de un abrazo sostenida.
Qué escenario se lo iba a contar entonces.
La niña que tenía la piel intacta
los músculos dormidos
las futuras caricias
ordenadas en cajas
y el océano
-------------aun
la que no pasó septiembre sin pintarse las manos
sin deshacer las trenzas a las cinco de la tarde
la niña
que no era
niña
sino vista cansada y sábana inoportuna
respiró ayer con ansia el aliento perdido
de la distancia rota.
Y allí
la plazoleta de la bici naranja
donde él le besó las rodillas vacías
la arena
donde un día caía la primavera
una gota de sangre de unas alas ya rotas
vio caer también los cuerpos enredados.
Mordieron los geranios de la vieja ventana.
Arrancaron cortinas de los árboles muertos.
Atrás quedaron barcos y playas y los ojos
desdentados de vida
- el sol abriéndose camino entre los huesos -
y las manos furiosas.


Carla en Paso Coyol

25/8/07

Acaricio tu hueco como si fueras tú
por tu espacio vacío dejo acostar mi lengua
e intento pronunciarte
(Retenido y apuntado en alguna parte. Sin vocación de ficha)



Bandera roja

escuece la rabia entre los dedos

-tiempo de cometas-

un calendario deshecho

la conciencia
tambor de luna
.
el amor humedeciéndose los labios
hablándome

y yo
mordiéndome la lengua

Cádiz

20/8/07


Hay un cuchillo debajo de la nieve
- los sueños no respetan estaciones-
Recuerda que no fuimos más que bocas
dispuestas a dolerse
besar
.............morder
---------------------gemir
-------------------------------chillar
Vas a dejar de consumir sombra
y repartir tu alma en cada espejo.
El sentido hoy se duerme
en sótanos partidos
y la luna es fantasma que persiste.
Yo viajo hacia el norte
fatigada y herida
consumiendo cansancio
tempestades
gargantas.
Me alejo de tu vuelo
desesperadamente
apedreando el aire
preguntando al vacío
quién arrojó en el mar
tantas orillas.


La Cavada, Santander

16/8/07

hasta la vista


13/8/07

Mazunte, costa pacífica


El amor (como el océano)
tiene muchas caras

MB


Me siento pequeña, frágil. Truena sobre la playa de Mazunte y el océano se retuerce en rugidos. Por segundos, los relámpagos recortan el perfil de la montaña sobre el mar. El agua se ilumina y lanza un quejido de olas incontrolables. Es el Pacífico enloquecido.
Resaca irrefrenable, castigo por el arrojo de luz.

‘Un mar sin olas es un mar muerto’.

Siento miedo en el agua. Intento buscar aire, pero la corriente me arrastra hacia la orilla dando vueltas y vueltas, la espuma golpea con fuerza los cuerpos.

Cansancio oceánico por la noche. Hay velas sobre la playa oaxaqueña, el agua es invisible, pero persiste en sus embestidas. Hablamos de amor bajo las palmas trenzadas del bar. Yo solamente pienso en situar los regresos, en el peligroso juego de hacer planes contigo, de recorrer el mundo desde otra orilla.


Al día siguiente, calma.

10/8/07



Tulum,
atardecer
7 de agosto de 2007

Hundo los pies en la arena blanca. Me acerco a los peces de colores cerca de los arrecifes de Akumal. Los corales adquieren sinuosas formas en los claros del océano. Acaricio sus estambres retorcidos bajo una cadencia de corrientes internas, de cuerpo mecido por la inmensidad. Rozo el musgo. El pez loro esconde su verde brillante entre la cordillera. Nos cerca una barracuda. Suspendida en el azul turquesa del mar Caribe escucho el galope agitado de la respiración por el tubo de plástico, es el único sonido que me llega allá abajo. Corrientes frías acarician la espalda quemada al sol. Hemos tenido una tormenta, luz de vela en la cabaña de madera. Despertarse y caminar descalza hasta la orilla. Sumergirse en el mar, flotar, no pensar, no sentir nada, seguir soñando. Olvidar el trabajo, Madrid, el quebrado corazón. Olvidar las 16 horas del viento de noche en la batea, la lluvia.

Mientras escribo, los pescadores cocinan un caracol. Lo sacaron del mar hace unas horas. Lo arrancaron de su exótica concha esta mañana. Cortan el chile, los tomates, la cebolla. El jugo del limón contrae al animal. Su carne es suave, pero dura. Dicen que tiene un fuerte poder afrodisiaco.

Las ruinas de Tulum nos vigilan. Atardece su sombra sobre el agua, como la nuestra.
Baila mi silueta borracha de cielo bajo las palmeras y entre las barcas. Hay tantas estrellas que no soy capaz de ubicar las constelaciones. Se derrama el tequila. El columpio me aleja. Nos sentamos sobre un tronco en la playa y ya ni nuestras zonas más oscuras - perfiles cortados sobre la arena blanca- silenciosas, alargadas, nos reconocen.
Yo me busco y no te encuentro.
El sargazo enrojece la piel, que no descansa.

regresamos a Córdoba...

Para Justin
que hizo tan 'amable'
la primera parte del viaje


9/8/07

esta ciudad



Córdoba, Veracruz
Avenida 3, calle 1
3 de agosto de 2007

(No sé escribir sobre esta ciudad, al menos no desde ella)

La ciudad de mis ojos
tiene un río
atado
y las nubes
carnales
confundidas
hacen el amor
sin prisa
en silencio.

Sí, todavía
en silencio.

La ciudad es vieja
como la gente
descansada
herida.

La ciudad de mis ojos
no es mía
se va fácil
fácilmente callada
calladamente dormida.

Esta ciudad es tuya
como el infinito
como los espejos.

ahora, rumbo a Yucatán ...

2/8/07

DF, la ciudad hundida

1 de agosto
Avda. Insurgentes 30 kilómetros
1.500 Km2 de ciudad
22 millones de habitantes

Hay quien dice que el que vuelve a DF lo hace porque siente el morbo de ver la perversión de la sociedad. Su parte de razón tiene. Para mí, esta ciudad contiene, además, la sensación del reecuentro. Aterrizar de noche en este monstruo de 22 millones de habitantes regala una de las imágenes más impresionantes que uno pueda ver desde el cielo. Como si alguien hubiera extendido una interminable manta sobre una laguna con millones de alfileres clavadas que tuvieran una luz en su cabeza. Las carreteras, venas de luz que la surcan de un extremo a otro. Y se extiende, y se extiende. Hay manchas negras, son los barrios de aquellos que no tienen acceso a la electricidad.

El DF es Alejandro. Es encontrarme verano tras verano con su abrazo en el aeropuerto. Es su mano haciendo todo más amable, pintando de recuerdos de niño el asfalto gris.

Despierto en casa de Ale. La altura me regala algo de frío. Es mi cumpleaños y el teléfono suena desde las 4 de la mañana, las 10 de Madrid. Abro los ojos, huele a jugo de piña. Encuentro a Ester, sus felicitaciones, su dulce mirada, su historia contenida.

Huevos rancheros. Regresan los sabores, los olores. Todo el recuerdo comienza a retomarme. Contraigo el corazón, me tensa el nervio. Pica ya la lengua y pica la piel por el smog. Ale se va a trabajar temprano. Metro de Chapultepec. Con su gorra y su americana, carga en su mochila tantas cosas... Ester bajo sus párpados esconde los recuerdos de una infancia en Chiapas, de la siesta en lo más alto y denso de la copa de los árboles.

Es el lado más dulce de la ciudad.

Por eso regreso al DF.

22 millones de historias, de tristezas, de esperanzas. México, seguro, no es esta ciudad, pero en ella se contienen infinitos Méxicos.

Alargo aún más mi camino. Cuatro horas de autobús a Córdoba. Reconozco los paisajes. Me pongo de rodillas en el asiento, necesito ahogarme en el paisaje, envolverme de su humedad selvática. Amanece Córdoba de nuevo de mi memoria. Vuelvo a comprender aquella lágrima. Me sumerjo en una de las fotografías que he revisado tantas veces estos meses. Espero a Chucho en la estación, respiro, respiro, respiro.

Tiemblo...


24/7/07

vista de Madrid de tarde desde la redacción

ahí te dejo Madrid

me voy a la ciudad de las dos lunas

y guardo este cuaderno en el bolsillo

-así vienes conmigo-

me quito las sandalias

y descalza

espero en el jardín

la sombra negra

dulce lluvia

de cenizas de la zafra

22/7/07


No nos hemos perdido
Raúl Zurita



No nos hemos perdido
hemos tenido tiernas
batallas bajo el agua
perfiles recortados por la luna
palabras camicaces
y tormenta

Hemos tocado cuerpos
arrastrados a esta orilla por las olas
hemos puesto el oído
allí donde el corazón
galopaba agitado
y sin cautela

Pero ya sólo quedo
detenida en andenes
inmóvil, despeinada
con el barro hecho cauce
entre mis piernas
con los zapatos rotos
y esta herida en la boca
que anuncia despedidas

No nos hemos perdido
porque sé de memoria
el vibrante dolor
de quien te lleva
de noche de regreso

Tú mientras has seguido
poblando de naranjas
las sábanas antiguas
robándome más tiempo
deslizando tu fiebre
debajo de mi puerta

No nos hemos perdido
y no es por suerte


19/7/07

restos



Una fruta demasiado madura.
El sabor de un café recalentado.
La píldora aferrada a la garganta.
El revuelto olor mojado de la tierra.
El cigarro que ahoga las tensiones.
La culpa que nos pesa entre los hombros.
Los recuerdos con resaca de ginebra.
El dulce olor a panes de mi madre.
La canela en polvo derramada.
Las paredes hinchadas de la boca.
La memoria inerte de la lengua.
Las rodillas borrachas de caminos.
Los kilos de caricias extraviados.
Clavículas caderas inservibles
La mano sobre el pecho amortigua el frenazo.
Una noche que busca la llave y la salida.
Un bolso con virutas de tabaco.
Un boleto en el cajón sin documentos.
La risa que se estira hasta hacer daño.
La tinta empapada que se extiende.
La mirada que aprueba el desengaño.
El olor a sopa boba del periódico.
El champú para cabellos castigados.



16/7/07

24 horas, muchos años

Hace falta que te diga...

Bolero incantable, por la hora y el desentono del coro,

de diez minutos, al menos , de duración

si lo toca Daniel

Con las gargantas llenas de polvo y de canciones, os miraba. Saltar a la comba al amanecer, tirarnos tierra, regresar. Cicatrizando algunos. Evitar los fuegos, artificiales. Se nos escapa el agua. Tenemos mil caminos, excusas para pasar juntos la noche. Se nos hace de día demasiado pronto. Puedo decir diez años. A mí me sobrecoge por la tarde encontrarte otro verano más esperando un abrazo. La cabeza en tus piernas y un beso se te escapa. Nuestra voz, viejo magnetofón que nos contiene. Las cartas en la mesa. Sabes que los puñales duelen más cuando tratan de arrancarse que al hundirlos, tú lo sabes. Yo lo callo. Que cada uno viene de un camino y está tomando otro. La sangre se me agolpa en la rodilla y ahora ni recuerdo cuándo pasé aquel golpe. Las palabras, duras por fuera, nido de abejas al morderlas. Cuántos años nos dejan mirar atrás. Por todo no hace falta la frase que sigue a este desinspirado párrafo.



Para Erru