Anoche madrid era pura luna blanca sobre las calles. Yo recogí una silla de la basura. Tiene una estrella en la madera vieja dibujada por pequeños agujeritos. Ahora estoy sentada sobre ella. No imaginan cuántas veces he querido recoger una silla de la calle, un mueble viejo.
La casa donde vivo tiene una historia. Fue un convento. Hace 200 años. Cuando la compré, un señor con alguna enfermedad mental vivía en ella. Coleccionaba trenes y miraba quieto por sus ventanas. Vigilaba en silencio el patio que está ahí arriba del blog. El señor Pedro buscó la historia y la escribió a máquina. Un mediodía antes de diciembre, la guardó en un sobre y me la regaló. Para los que quieran creerse los cuentos, este es un caldo de cultivo perfecto para los espíritus.
De pequeña me metieron algún miedo los personajes que, entonces, nos rodeaban. Y ahora, escondida en las sábanas, tapada hasta la nariz por este frío mayo, descubro que nada me asusta que yo no vea. Y que la mala vibra viene en forma de factura, del sistema que padecemos*, tristeza sin causa que llaman inconformismo.
La casa donde vivo tiene una historia. Fue un convento. Hace 200 años. Cuando la compré, un señor con alguna enfermedad mental vivía en ella. Coleccionaba trenes y miraba quieto por sus ventanas. Vigilaba en silencio el patio que está ahí arriba del blog. El señor Pedro buscó la historia y la escribió a máquina. Un mediodía antes de diciembre, la guardó en un sobre y me la regaló. Para los que quieran creerse los cuentos, este es un caldo de cultivo perfecto para los espíritus.
De pequeña me metieron algún miedo los personajes que, entonces, nos rodeaban. Y ahora, escondida en las sábanas, tapada hasta la nariz por este frío mayo, descubro que nada me asusta que yo no vea. Y que la mala vibra viene en forma de factura, del sistema que padecemos*, tristeza sin causa que llaman inconformismo.
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La foto es de David, de las primeras visitas a esta casa. Y el tren, del señor que en ella, entonces, vivía.
*La frase "el sistema que padecemos" la rescató Héctor del discurso del Subcomandante Marcos en Córdoba, Veracruz. Yo la utilicé de titular para el periódico.
8 comentarios:
Cuando te llevas un mueble viejo a casa te estás llevando una larga historia de encuentros y desencuentros, de alegrías, de lágrimas y de sueños. La vida se contagia a los objetos, vive en ellos, como los espíritus en el patio, que casi pueden sentirse, como los viajeros diminutos e invisibles en el tren...
Hola, no sé como diste con mi blog-borrador, pero gracias a ello encontré los tuyos, es confortable encontrar letras agradables en la blogosfera
Los fantasmas no tienen por qué asustarte, pero si escuchas su historia, sería agradable que nos la transmitieras.
No sé si me gusta más cómo lo cuentas o lo que imagino que cuenta el hombre del sobre.
Qué emoción leerte.
la transmitiré
contaré este trocito de historia de madrid que Pedro investigó a través de sus fichas
ya no me asustan los fantasmas
por ahí, más abajo, en un post... nos escondimos en los comentarios contando historias de fantasmas...
http://dehuida.blogspot.com/2008/02/y-qu-si-hay-unas-manos-pasando-sus.html
¿Sin título? Podría ser
"La historia del señor Pedro",
o bien:
"Historia secreta contada por el señor Pedro".
¿Cuál era esa historia, Aroa? Nos dejas en ascuas...
Trenes y discos de Karina, brrr.
Y cuánto daño ha hecho Amenabar, ya nadie teme a los fantasmas. Deben tener la autoestima por los suelos, los pobres.
(¡Salvemos a los fantasmas, finjámosles susto!)
Katon, Goukakyu no jutsu.
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