17/2/09

Busco la cueva donde dormita mi padre.
Tiene un ojo ciclópeo.
Con una mano empuja las marañas de sombra.
Para verle
recorto mis rodillas
y mi pelo.
Los peces, hombro abajo.
Vuelve el aire
del pecho
de mi padre
a soplar mis terrores.
Él llega de un viaje
sólo para ordenar
mi piel sobre su nervio,
desdoblar la ceniza
de mi vientre,
la ausencia
descansada
de mi silla vacía.
Y baja las persianas
contra el asco del mundo.
El alma,
resguardada
del tritón endiablado,
se ata a sus raíces.

Sigo enlazando fotitos desde esta preciosa cantera hasta que alguien encuentre, tras los últimos movimientos Las Matas-Noviciado, el cargador de mi nikoncita abandonada.

14/2/09

disfruten

9/2/09

(la fotografía, al pulsarla, le lleva hasta su verdadero origen)

Que yo no estuve atenta a la caída de aquel muro de hormigón. Y algún animal pequeño, herido, quedaría en su escombro. Tú estabas en la playa, con el cuerpo reciente, pieza de molde, mecha sobre negro y camiseta zara, de las que yo no usé por las transparencias cuando algo ciñe. Pero luego tuve un tiempo de alquitranes cercanos y pensé en todo aquello. También en los libros equivocados que me llevé a los viajes. Que me dejaron absorta mirando al mar durante horas sin más que un lápiz romo y una hoja vuelta y blanco. O la proa de un barco divisando Croacia. Marinero tan triste en la cubierta alta. Niña sola en Faro y ausencia del padre. Ruido de motores partiendo el suelo marítimo abajo de aguas orientales que confundo. (Pero me asfixia de primeras el mar muerto). Ese fue mi problema. Que a todo llegué tarde y sobre cuerdas. Pero llegué sandalia sobre la tierra, cuerpo entero. Y de todo me fui haciendo un herbario metódico. Las muestras del poema. Y tú ahora, en silencio, revuelves con tus manos las arenas (botella de mediterráneo, de báltico, pacífico). Comando negro en la selva roja. Nunca podré aplaudirte. Solo puedo negarte el alimento.

6/2/09



Ingratitud del mundo.

Yo arrancaría
con mis manos
(aunque)
en vez de un bisturí
toda esta plaga
----------------exceso.
Este feroz futuro. Tú
corriendo sin medida
hacia tu espalda.
Veloces autopistas
del veneno.
Para siempre cerrada
esa herida sin puerta
ese dolor sin tregua
esa luna menguante.

Y estarías aquí
con sonido dispar,
caleidoscópico,
haces de luz en boca
barro frutal de agua
gota de miel
carne manchada
pie de manzana
vaso de limón
trago

y más vida.

(Fotografía del libro Herbarium)

5/2/09

Aquí me tienes

sentada

bajo el vuelo de la semilla de colza

buscándome el aliento.
.

2/2/09

Hundirme
detrás
de tu cabeza.
Descifrar
a qué ciudad
huele tu pelo.
Pasar por alto
la infeliz toxicidad
de algún cometa.
.
Ilustración: Carla García