Le digo que llore. Por Madrid. Por ella y por mí. Que muestre un poquito de tristeza. Pero no. Recoge sus cosas. Me deja sus muebles desmontadísimos y se marcha. No ha habido un poema. Ni una página a medias. Y ha habido un fuerte silencio de meses en medio. En julio de 2003 me despedí de él como de quien va a un destino sin regreso. La vida nos ha movido tantas veces de sito desde entonces. Yo allá. Él aquí. De enero a enero. No hay prórroga. Está contento de la vuelta. Pues buena suerte, amigo.
Eichstätt, invierno 2002-2003
Eichstätt, invierno 2002-2003
Intentamos escribir, y salió poco. Este poema que sigue es suyo, fue en respuesta a unas palabras mías.
Estás sentada sí
en el plano abierto de las cosas
callando lo que ves
dejándome observarte muda
como la flor de sable que hace cantar al hombre
que le arranca la voz verde a su poesía
que se hunde en la carne
cual raíz en la tierra
dejando resbalar la gota de rocío
que cuando muda
de piel o de palabras
dice más
y te extraño
en el plano abierto de las cosas
callando lo que ves
dejándome observarte muda
como la flor de sable que hace cantar al hombre
que le arranca la voz verde a su poesía
que se hunde en la carne
cual raíz en la tierra
dejando resbalar la gota de rocío
que cuando muda
de piel o de palabras
dice más
y te extraño
.
(uff, cuánto tiempo ha pasado...)
7 comentarios:
Las despedidas de Aroa
esa vuelta al mapa.
Silencio-sonrisa.
ya ves, todo el rato diciendo adiós
soy una pesada
y ellos también
mi madre dice que ponga una pensión para mexicanos y le haga un raya diagonal roja al coche y que deje lo mío
que ganaré más
larit besillos
Pues es una idea, ¿eh?
Tu madre es sabia.
Y tú no eres pesada, eres, eeeh, hmmm, eeeh. ¡Mira, detrás de ti, un mono con tres cabezas!
Pero ese empeño porque el chaval llore... déjale mujer. Si viendo tu trato con los mexicanos los ves más que yo a un amigo mío de Leganés. Si que se vaya gente al otro lado del Atlántico es una excusa genial para montarse una rutina anual de vacaciones de la leche.
No hay despedidas de destinos sin regreso. Tomárselas así es muy perruno, o sea, humanísimo, pero ninguna despedida, si se quiere, es así.
Y Lara, qué horrible es estar contento y optimista, te leo y pienso "muchas despedidas = muchas bienvenidas", y claro, lo veo bien.
Aroa: muy bonito. Un hermoso texto y un hermoso poema.
Yo nunca entiendo las despedidas, ni siquiera cuando son necesarias. Es tan fácil decir adiós... Tan difícil aceptarlo...
(llego tarde, pero eso de escribir en posts antiguos me da a mi un cierto mal rollo).
Me has llegado al alma con la postal de tu padre del 89. Qué precioso todo. La postal, los rituales, los viajes a Barajas. Enhorabuena.
mariona que te oigo reirte desde aquí de pasteles ajenos en otras casas....
(jiji..)
besos
yo tampoco etiendo las despedidas, por eso e esta no lloré porque la siento un hasta luego, como hasta ahora ha sido siempre con el jorge, aunque la primera vez sintiera que mr robaban un trozo de mí
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