Una llamada.
Alguien no aguanta el silencio de una casa vieja. Ya no hay madre allí. Ni hermana. Ni ladra loco Bruno en la puerta. Y las paredes. Me imagino que se sacuden del inesperado portazo el polvo de todos los años. La nevera se ha llenado de moho. No hay agua. La mesa de la cocina ha dejado de escucharnos. El farolillo que nunca tuvo más luz sigue bajo. Demasiado bajo. Las fiestas duermen este atardecer la siesta en el sofá. La música escapando por la ventana hasta el jardín.
Su sombra canta y baila entre el humo ‘y bajarás los peldaños de dos en dos, de tres en tres’.
No aguanta. Dice. Me llama y voy. Y llego tarde.
No aguanta. Dice. Me llama y voy. Y llego tarde.
Y está sentadita en la acera fría con el macuto.
Ha enredado las hierbas en periódico muchas veces para matar la sospecha en la mudanza.
Ya no nos queda nadie en esas calles. Se han ido yendo todos.
Dos infusiones. Té con limón. Siempre.
Y desarrolla. Porque le gusta hablar tanto.
Y explicarse. Y desdoblarse en mil significados.
Y tiene la risa despierta siempre. Y la lágrima.
Vacía calla la mesa de esa cocina en la que hemos tonteado tanto con lo que duele en la pérdida.
Dos infusiones. Té con limón. Siempre.
Y desarrolla. Porque le gusta hablar tanto.
Y explicarse. Y desdoblarse en mil significados.
Y tiene la risa despierta siempre. Y la lágrima.
Vacía calla la mesa de esa cocina en la que hemos tonteado tanto con lo que duele en la pérdida.
Y desayunado.
Hemos liado mucho los sueños tanto y tan deprisa.
Nos hemos bañado luego en el Caribe oscuro y su noche sacudiendo los cuerpos de las rutinas del año.
Y abrazado. Muchas veces.
Ha pasado que aquí seguimos.
Hemos liado mucho los sueños tanto y tan deprisa.
Nos hemos bañado luego en el Caribe oscuro y su noche sacudiendo los cuerpos de las rutinas del año.
Y abrazado. Muchas veces.
Ha pasado que aquí seguimos.
Cada vez más cerca porque es más largo el recorrido trazado antes.
Sin tener que recuperarnos.
Y ahí seguirá residiendo lo bello.
Las llamadas eternas.
Su queja porque leo el periódico mientras me cuenta.
Y ahí seguirá residiendo lo bello.
Las llamadas eternas.
Su queja porque leo el periódico mientras me cuenta.
Cuando escucha este tecleo incesante mío al otro lado.
Yo también extrañaré esa casa.
Y con ella quedar todos en la plaza.
Aquellas guitarras de las rocas y Madrid al fondo.
Siempre siendo muchos y nunca demasiados.
15 comentarios:
Soy alguien que crees que no te lee. Hemos liado mucho la vida. Que bonito.
"ellos te quieren en casa, poco antes de que den las diez..." (¿Es eso?)
Hay una fuerza de pasado arrastrado, abandonado, tan presente, como una casa recién vaciada. La hay aquí y en otros encuentros y despedidas. Es como una consternación. Y tú te atreves a escribirla, a pesar del dolor que eso provoca.
espero a que char y pat vengan de los chinos con el disfraz...y mientras te leo...y se me encoge de nostalgia algo por dentro..y justo hoy pasamos por Torre y por la casa de Sandri...y no por eso pero justo hoy yo también he tenido esa sensación...ese "cuanto tiempo ha pasado desde los primeros errores..." no se si errores pero sí desde las primeras experiencias...
ay jar que me enrollo...
que la nostalgia es bonita...pero tan triste...
y tu tan feliz...( y yo contigo...)
besos
esa es lara, esa es
Ya no habrá casa (más o menos), ni el bruto de bruno acechando en la puerta (ups, tema espinoso...) pero aquí seguiremos escuchando sus historias. 'y su risa despierta siempre. y la lágrima.' y los tés con limón los tomaremos en otras mesas de cocina, puede que sin farolillos bajos, pero igualmente, aquí estaremos, desgranando lo cotidiano entre carcajadas y suspiros.
A mí me gustan los cambios, puede que porque he tenido ya 6 años para digerir la distancia, el paso a otras formas bajo el mismo fondo. Aunque también añore un te echo de menos o un ojalá en las rocas de vez en cuando.
anda sandriiiii
que me emociono...
tó se pega, amiga
y viviendo ahí
y ayer haciendo la rutita: esta es la casa de cultura, esta es mi calle, mi casa, la heladería...besoooooos
Ay, Jar,
Al gritar Sandri, casi desde su cuarto, que me dedicabas una entrada, que me iba a hacer llorar (con lo poco que yo hago eso)rapidamente pensé que lo hacías para poner a prueba mi constancia lectora, pero Jar, Ay Jar. He hecho trampas, gracias a Sandri, no me has pillado.
Jar, cómo decirte lo otro...
Con "taco pastor" me quedo corta, también denominándote con ese término que nos define,
Qué bonito, Jar,
Qué bueno que me escuches tanto, Qué...
Snif.
Carla
Que "taco pastor" lo resuma es imposible, el término que resume nuestra relación también se queda corto..
Jaaaaaaaaar,
Qué bonito, joder.
cal liiiiiiiiiiiii
taco pastor
(puñito que se golpea dos veces -poniendo gesto que arruga la nariz y la frente - el corazón)!!!!!
uy, la lié, para variar, con la entradita.. no se puede borrar?
Anda que
qué te pasa cal liiiii? qué quieres borrar? que has liao?liantaaaa!
Yo nunca tuve pueblo de mis padres ni nada (snif), pero tuve durante mucho tiempo "cedida" una maravillosa casa en un pueblecito maravilloso de la Sierra de Huelva... luego la "cesión" se terminó... la casa sigue, yo no... ojalá me eche de menos tanto como yo a ella... ay! Aroa! cuántas casas nos echarán de menos!
Las casas, como las tumbas, se alimentan de hombres, dijo alguien que no recuerdo. Me ha gustado ese tono de "casa recién vaciada" del que hablaba Lara. Y lo del Caribe nocturno al pie de la casa recién vaciada (que así me lo imaginé).
En fin. Imaginaciones! Probablemente, nada que ver, pero qué más da, si uno se pone.
¿A qué suena un azucarero que se cae en la cocina de una casa vacía?
Un beso, Ar!
Ayy
¿Pero qué quieres que llore? en esa cocina se percebió por primera vez.
Carli, gracias por tantos tés con hierbabuena.
bueno, no se pongan tremendos
como dice sandri: los cambios!
yo, aunque no ´deje vacía la mía de ahora, pues se me quedan las 3/4 partes de mí allá, más el perro-gato de kay... lo que tengo son ganas de anular el vacío de otra y llenarla de conversaciones, 'percebeiras' y café
yo tampoco tuve pueblo, porque vivía en él todo el año
Visto así es estupendísimo, vas a ver lo que llena un pueblecillo.
Aunque sus fiestas no sean tan primordiales como las del mío, ja ja.
Y en fin. ¿Perros-gatos? El reino animal es fabuloso.
Y... bueno, eso, sólo, niano.
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