Desde que V llegó a nuestra casa, me despierto muy tempano. Salimos a dar un paseo bajo una gorra que oculte el despeinado de la noche. Hago cosas que me exigen poca concentración. Esta mañana, por ejemplo, hemos ojeado (porque él lo hace subido a mis rodillas) un libro de historia de la fotografía. A pocas páginas de empezar, me he encontrado con este hombre de belleza canónica y, a la vez, moderna.
Es uno de los implicados en el asesinato de Lincoln: Lewis Powell.
Aunque no se vea, sus manos están esposadas.
Su puntería le falló y no mató a su objetivo, el secretario de estado. Fue ejecutado en la horca el 7 de julio de 1.865.
Sí murió el hombre que redactó la enmienda que abolía la esclavitud, mientras veía una obra de teatro con su familia.
Cuando volvemos a salir a la calle, sobre las nueve, un par de jóvenes que, aparentemente, caminan tranquilos de vuelta a casa tras una noche de fiesta, cogen una botella del suelo y la lanzan contra un balcón de San Bernardo. Sin más. Su puntería no falla y el cristal cae en grandes trozos a la calle.
A veces es muy difícil despertarse y seguir confiando en nuestra especie.
8 comentarios:
que no es lo mismo, pero es igual (y sin la mención al Rob Lowe del XIX) http://www.davidruiz.eu/blog/
Uno lee que murió en la horca e instantáneamente mira la fotografía de otro modo, incluso parece que ese cuello supiera su destino desde el principio.
Sobre el acto de vandalismo, no sé, a veces le gustaría a uno ser un Chuk Norris cualquiera.
(me has pillado en plena locura cambiando la cabecera del blog... a ver si hallo una)
sobre los vándalos... suerte que no les ha dado por tirarme a mí la botella
creo que Powell en esa imagen estaba esperando su final
Si fuera hoy, se hubiera dedicado a otras cosas, con esa belleza.
Y confiar en nuestra especie...olvidemos la especie, mejor pensar en algo más concreto y más cercano...
besitos, linda
Belleza y entendimiento no van de la mano.
Tampoco es cosa (el entendimiento) de los superhéroes borrachos del amanecer. Para cualquiera es un desastre, pero pienso que vivan allí unos viejecitos con pocos recursos para pagar a un cristalero (¿de qué se privarán este mes, por esa cuenta; acaso reducirán a la mitad el número de galletas que toman con la leche?). Un mes entero a media ración.
Siempre digo que no soy "pacifista", que no estoy dispuesto a ver actuar a los matones, sin más. Que ser antibelicista no es ser pacifista. Aunque ahora, a mi edad, ya nada pueda hacer físicamente.
Que pena que V. no sea un tigre.
Yo les hubiera agarrado a cada uno con una mano... levantado del suelo y esperar así a la señora Autoridad, una vecina lenta.
Pero me quedé perpleja.
Y V ladró. Es todo lo que sabe que puede hacer dignamente.
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