A mí es que esa frase, sabiendo de dónde venimos, cómo nuestros atomillos fueron creados en estrellas y estrellas, me despierta una cosa panteísta y mística de cuidado.
Y a mí es que esa frase, siendo como soy un tipo miserablemente literal, me mete en la cabeza la imagen de pastores de estrellas, vigilándolas, palito en mano y perro peludo a la vera, con una sonrisa de hierba, una brizna feliz en los labios. Y verlas arder, hidrógeno haciéndose helio en las jovenzuelas, helio convirtiéndose en materiales más pesados en las mayorzotas, y sonreír, sabiendo qué sale de ellas, que algún día algunas explotarán como supernovas, y brillarán más que la galaxia en la que rumian y dan vueltas, y llenarán el espacio con más material para que se forme más vida.
Una vez, un trabajador del ayuntamiento de Huatusco me dijo: yo, si me muero, no quiero cielo cristiano, quiero que me pongan a cuidar estrellas. Y también me lo imaginé como tú.
También es una canción y el final de todos los emails de una amiga:
"No puedo dejarte de ver arañando el silencio con tus ojos tratando de decir algo que las palabras nunca hubieran dicho mejor. Aquella mirada era el resumen de la noche posado en tus ojos con su lluvia, su viento y tu miedo al mar y aquel sueño que te conté.
No puedo dejarte de ver describiendo una estrella descubierta por mí en tu erótica constelación que no cabe en los mapas del cielo. Tu mano dibujando en el aire era capaz de ponerle colores al espacio vacío que se llenaba con la luz de la estrella brillante.
Cuida bien tus estrellas, mujer cuida bien tus estrellas, cuida bien tus estrellas, mujer cuida bien tus estrellas. Cuida bien tus estrellas, mujer.
No puedo dejar de decir que hay idiomas perfectos por descubrir y que son olvidados frecuentemente en el tedio del tiempo y hay que buscarlos, porque los barcos y las piedras tienen abecedarios mejores para demostrar que son bellos sencillamente sin palabras o esquemas.
No puedo dejar de decir que esta triste canción a tu lado oscurece que quizás este sea el último misterio que mirarán tus ojos nacer de mis manos, pues es tarde quizás para mí y Caín me ha marcado sobre la frente pero quiero alertarte de un gran peligro y quisiera encenderte esta frase en la mente.
Cuida bien tus estrellas, mujer Cuida bien tus estrellas Cuida bien tus estrellas, mujer y que nunca las pierdas.
3 comentarios:
A mí es que esa frase, sabiendo de dónde venimos, cómo nuestros atomillos fueron creados en estrellas y estrellas, me despierta una cosa panteísta y mística de cuidado.
Y a mí es que esa frase, siendo como soy un tipo miserablemente literal, me mete en la cabeza la imagen de pastores de estrellas, vigilándolas, palito en mano y perro peludo a la vera, con una sonrisa de hierba, una brizna feliz en los labios. Y verlas arder, hidrógeno haciéndose helio en las jovenzuelas, helio convirtiéndose en materiales más pesados en las mayorzotas, y sonreír, sabiendo qué sale de ellas, que algún día algunas explotarán como supernovas, y brillarán más que la galaxia en la que rumian y dan vueltas, y llenarán el espacio con más material para que se forme más vida.
Qué bonito es el mundo, y qué bonito el vídeo.
Una vez, un trabajador del ayuntamiento de Huatusco me dijo: yo, si me muero, no quiero cielo cristiano, quiero que me pongan a cuidar estrellas. Y también me lo imaginé como tú.
También es una canción y el final de todos los emails de una amiga:
"No puedo dejarte de ver
arañando el silencio con tus ojos
tratando de decir algo que las palabras
nunca hubieran dicho mejor.
Aquella mirada
era el resumen de la noche posado en tus ojos
con su lluvia, su viento y tu miedo al mar
y aquel sueño que te conté.
No puedo dejarte de ver
describiendo una estrella descubierta por mí
en tu erótica constelación
que no cabe en los mapas del cielo.
Tu mano dibujando en el aire
era capaz de ponerle colores
al espacio vacío que se llenaba
con la luz de la estrella brillante.
Cuida bien tus estrellas, mujer
cuida bien tus estrellas,
cuida bien tus estrellas, mujer
cuida bien tus estrellas.
Cuida bien tus estrellas, mujer.
No puedo dejar de decir
que hay idiomas perfectos por descubrir
y que son olvidados frecuentemente
en el tedio del tiempo
y hay que buscarlos,
porque los barcos y las piedras
tienen abecedarios mejores
para demostrar que son bellos sencillamente
sin palabras o esquemas.
No puedo dejar de decir
que esta triste canción a tu lado oscurece
que quizás este sea el último misterio
que mirarán tus ojos nacer de mis manos,
pues es tarde quizás para mí
y Caín me ha marcado sobre la frente
pero quiero alertarte de un gran peligro
y quisiera encenderte esta frase en la mente.
Cuida bien tus estrellas, mujer
Cuida bien tus estrellas
Cuida bien tus estrellas, mujer
y que nunca las pierdas.
(1969)
'Judith'
de Silvio Rodríguez
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