Lo enfermo que me habita, la hija deseada
de una ciudad moderna. A veces,
en verano, me he agarrado a ese ángel que cruzó nuestra casa.
La lluvia es una herida
sobre el cristal de un coche.
La nuca del gorrión bajó a la calle,
su quebrada de vida.
Hoy bebo
del espejo
el decibelio helado
de un latido. Eso soy, en mí me he convertido. Qué esperado.
El olor de la casa está saldado.
Con sus cajas de hilos
y el cañón con su carne.
Abandonados.
Esto es parte de algo en lo que estoy, sin más, y sin titular.
5 comentarios:
"Hoy bebo
del espejo
el decibelio helado
de un latido. Eso soy, en mí me he convertido. Qué esperado".
(Brutal...)
...
!!!
!!!
!!!
muak
¿?¿?¿?
gracias por el sonoro beso virgi (eres un sol) y gracias Gemma por estar por aquí cerquita.
¡Qué maravilla!
bienvenida a este blooog, Isabel.
Publicar un comentario