Echo de menos a Younes. Le conocí en Janine Jato, rincón de Orán, cuando la ciudad era salpicada por explosiones. Recuerdo sus ojos azules, sobre todo, en medio de los escombros. Buscaba a su padre en el puerto. Era un niño.
Lo supe ayer cuando caminaba de vuelta a casa, despacio, por San Bernardo. Acababa de dejar solos, esa misma tarde, a Lucas y Claus. O a sus fantasmas. Tardé en reconocer la angustia que precede a ese sentimiento. Creo que, entonces, me parecí a Hannah, incapaz a pesar del deseo de articular palabra frente al chiquillo.
Crucé el patio de nuestra casa y me detuve frente a la parra virgen. No acaba de echar flor. Como si estuviera en aquella habitación de cristal. Tal vez sea eso, que en Madrid, a la naturaleza le resulta muy difícil embestirnos.
8 comentarios:
De botánica sé poco, y de Younes menos. Pero no creas que te olvidarás fácilmente de Claus y Lucas. Compañera.
Los noto dentro. Ayer, en la cama, mirando la lámpara del techo, recordé lo que colgaba en su casa. Tremendos. Pero, como me advirtió Lara, el primero el primero es de no respirar. Impresión.
¿Y ese Ingo no tendrá que ver con nuestra compañera Inga?
(¡Y el palabro es "Ingla"...!)
venga yaaa!
QUÉ ENVIDIA ME DAS!!!!!!!!!!
Quiero dormir en tu casa y robarte libros para leer en esa camita nueva mía, pequeña y acogedora...
¿Qué tal Adam y Evelyn? Bonita cubierta...
Yo terminé Zumbido (muy bien) y he empezado con El oficinista...
BESOS, COMPI!!!
Fue un impulso Ingo con esa portada... la verdad. El libro, un poco loco. MMMMMMMÑA.
Oh Claus y Lucas, tienes que venir a compartir mi postraumatismo.
Ven a leer a tu camita, y te daremos por turnos, besos en la frente.
Cuando llegues a El lector, te cautivará. De los otros, espero nos informes, bueno el de Uribe lo empecé y no me convenció, aún lo tengo pendiente. Tienen buena pinta, de Lucas y Claus he leído cosas lindas...
Besitos
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