Al fin he encontrado el libro de Raúl Zurita que había estado buscando tanto tiempo. Me ha saltado a las manos, ahora. Se titula INRI. La búsqueda la recompensan sus páginas. Es un canto largo. Este fragmento pertenece a la primera parte, titulada EL MAR.
Está el mar, se dice, están las tumbas carnívoras
de los peces. Están las carnes color de almendras
y el mar. El mar llora. Viviana llora.
Hay cielos infinitos de almendros, de estrellas
comos los frutos dicen y caen. Sorprendentes
carnadas llueven del cielo como las estrellas,
como frutos que caen sobre el pasto. Hay
universos sin fin en el estómago de los peces,
estrellas, campos de almendros rojos de sangre
cayendo sobre el mar. Infinitos días claros
lloviendo sobre las espumas rojas del mar.
Llueven hombres que caen en poses extrañas
como raros frutos de una rara cosecha.
Viviana oye llover sorprendentes carnadas de
hombres, asombrosas frutas humanas cosechadas
de extraños campos. Viviana es ahora Chile.
Oye frutas hermanas llover como dorados
soles reventándose en las aguas.
Cientos de cuerpos fueron arrojados sobre las montañas, lagos y mar de Chile. Un sueño quizás soñó que había unas flores, que había unas rompientes, un océano subiéndolos salvos desde sus tumbas en los paisajes. No.
Están muertos. Fueron ya dichas las inexistentes flores. Fue ya dicha la inexistente mañana. Santiago, Chile,
enero 2001-marzo 2002
La fotografía es de David Ruiz, pincha en ella para acceder a su photoblog.
2 comentarios:
Escalofriante.
Genial que lo hayas colgado.
Se me han puesto los pelos de punta...¡uf!
No conocía el libro, pero si todo es como lo que anotas, lo cierto es que parece impresionante. La historia que está detrás es tan terrible como increíble resulta que los seres humanos puedan albergar dentro de sí mismos tanta capacidad para el horror. Y de las bendiciones de la iglesia católica, mejor no hablamos...
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