Estamos en Tabasco.
Una vez pasada la revolución que supone
volver
a
partir.
Tal vez pueda escribirles algo. O a la vuelta. Unos versos (qué significaba esa palabra) apresurados
qué se yo, un parrafito que contenga esta humedad, este verde brillante de las montañas
que hacen frontera con Chiapas. El herido manglar.
Este abrazo compartido.
El imán
Aroa-tierra.
Nuestra deshidratación.
El más allá.
Este mirarme a través del calidoscopio desmontada hace años
y ahora
como un símbolo azteca en una piedra, dispuesta para la lucha.
Así es.
Como una espina. Como violencia y calor. Un destiempo.
No sé. Así que David, lo cuenta mil veces mejor.
Acá andamos. Durmiendo en los camiones, despertando junto a un nuevo amigo.
Mañana a San Cristóbal.
Y rumbo al azul Caribe.
5 comentarios:
Uy uy uy, nó sé qué decirte, probablemente intoxicado de tantos chilaquiles de desayuno el tal David está alcanzando cotas increíbles de inconexión, ja ja.
Viva el sudor, viva la desidratación y viva Tabasco.
Y el Caribe vivirá, vivirá, también, sospecho.
Desde hoy te llamarassssssssh... Marcelino pan y vino!!
Esas leves puntadas que nos coses en tu blog, traslucen delicadamente tu recorrido. Un beso y que vivas y aprendas y disfrutes y...tantas cosas que no caben aquí
First we'll take Manhattan.
The we'll take Berlín.
Y mañana a San Cristóbal.
Te unes a la historia de los poetas con banderas.
y yo me lo he perdido todo, me pongo al día y luego comentamos...qué belleza tus palabras, jarecilla
un abrazo
Publicar un comentario