Nadie la vio
quedarse sola.
Incidir en la luz.
El hombre no llegaba.
Solo la tarde ruge
y su cuchillo
detrás de los salones. Afuera un perro,
los dos hijos que juegan.
El olor repartido entre las bestias.
Otra sola de tantas
que no gritan.
El fuego y la muñeca.
Por encima del mundo
yo la amaba. Hoja seca del árbol
de la ética.
Para escribir poesía,
esperé la catástrofe.
Para seguir viviendo,
esperé la poesía.
Aprenderé a dormir con su fantasma.
5 comentarios:
bra-vo.
Para escribir poesía,
esperé la catástrofe.
Para seguir viviendo,
esperé la poesía
¡Qué grande!
Un abrazo de tamaño similar
La poesía te habita, te espera, la esperas.
Besos
Solo la tarde ruge, pero hay que estar ahí para sobrevivir y contarlo.
Mañana vuelve un hombre.
¡No lo recibas con cuchillos, que es un cobardica!
(Eres tan, escribiendo... me voy maravillado a la azotea de esto)
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