Mi estómago recuerda el vino, después de meses, en Casa Federica. Salimos del cine de ver la de Woody Allen. Es raro pero sé las cosas me importan cuando no soy capaz de detener el llanto. Si hablo y me cae una lágrima, para bien o para mal, importa. Si no me tiembla la voz, paso. Broncas infinitas sobre la sensibilidad me ha costado. Él está guapo ahí en frente. De gris, como la primera vez. Qué poco nos hemos alejado de aquellas calles.
La niña de 5 que se imaginó con 14 sentada en la acera, no predijo llorar en un bar a los 30 por esto. ¿Qué es esto que tanto me importa? La falta de tiempo y todos sus hijos.
"y todos sus hijos".Bravo.
ResponderEliminary tiene un montón
ResponderEliminarqué inquietante, jaremorning!!
ResponderEliminar(me alegro que hayas vuelto al vino, no obstante, aunque pongas cara de pez por las calles de noviciado...)
oooh!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBuena la foto, y sobre todo, bueno el lamento.
ResponderEliminarNo te rindas, Aroílla.
Besos
Recuerdos quetienen que ver con sabores y olores son los màs persistentes.
ResponderEliminarUm abraço
Recordar es amarrar dos veces con la cuerda.
ResponderEliminarLos pasos sobre la acera nos llevarán a algún lado. Aunque cueste mantener el equilibrio.
ResponderEliminarBesitos, linda.
(Nano sabio)
ResponderEliminar¡Gracias por vuestro ánimo! Espero que sí, Virgi, que los pasos lleven y no sean circulares.
ResponderEliminarUn besón grandote a todos.